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302 PRCTESTANTISlvlO nancieros para fundar numerosas escuelas, colegios, semi– minarios, universidades, hospitales, dispensarios, orfano– trofios etc. 5.ª La coalición de las diversas sectas desi– dentes que se han unido para formar un frente común. Po·· nemas sólamente por ejemplo el Congreso mundial de Mi– siones (J,,Yordl A1isionary Conference), celebrado en Edim– burgo, en junio de 1910, en el que tomaron parte más de mil Delegados, representantes de más de 159 Sociedades Misionales. En sus ses10nes acordaron el establecimiento de toda clase de c"ntros de enseñanza y beneficen - cia; intensificar más la producción literaria, man– tener relaciones con los gobierno!;, y escalar, en cu.:1nto se pueda, los poderes públicos. Determinaron también diri– gir sus esfuerzos, principalmente, al Africa Central, a Tur– quía. a Persia, India, China, y Japón. La colección de in– formes, discusiones, acuerdos, etc., forman, nada menos, que die:; gruesos volúmenes, de los que llevan repartidos mós de 20 mil ejemplares. En 1926 tuvo lugar también en W estminster otro Con– greso misional para hacer un llamamiento a todas sus sectas (Wold Call to the Church), con el fin de organizarse y cooperar personal y económicamente a las misiones. En él tomaron parte nada menos que 3.000 delegados de las Iglesias anglicanas. 7.ª A estos factores podemos añadir también el fanatismo de algunas sectas, el apoyo político, la oportunidad del medio ambiente en los indígenas, l<t fácil adaptación y tolerancia doctrinal. e) El peligro.-Las breves indicaciones que acabamos de hacer nos pueden persuadir con cuánta razón se lamen– taba el Pontífice reinante, cuando. en 1926, dijo a los predicadores cuaresmales de Roma : «La propaganda pro– testante se presenta bajo un aspecto verdaderamente alar– mante y doloroso. Es cierto que no hace protestantes con– vencidos, sino más bien indiferentes y desorientados, yue no saben en qué creen; pero eso mismo constituye ya un
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