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SmNTOISMO 293 bonzos. los cuales no forman una casta aparte como los bonzos budistas y pueden ser casados. Los ritos del culto Shintoísta se reducen a sacrificios, oblaciones, preces en su lengua arcáica, purificaciones y lustraciones corporales, bulliciosas diversiones populares con representaciones teatrales y pantomimas (1). Hacia mediados del siglo VI después d. C., penetró. por medio de Corea. el Budismo en el Japón, con todo su bagaje de doctrina. Al principio encontró alguna oposi– ción pero. adaptándose con facilidad al medio ambiente, luego adquirió carta de ciudadanía en todo el país. ejer– ciendo poderosa influencia en la vida política, social, inte– lectual y literaria (2). Como hemos indicado arriba, el Shintoísmo y Budismo penetraron en los palacios de los magnates y en las chozas de los pueblos con sus creencias, sus cultos y sus bonzos, cuya fusión se extiende hasta el 1.700 p. C. y llena la parte más considerable de la civiliza– ción japonesa (3). El Budismo japonés se ha dividido en innumerables sectas, las cuales, junto con la doctrina del Shinto, han for– mado un eclecticismo religioso muy superficial, que va de– generando en un agnosticismo incrédulo y sistemático. En la moral japonesa, de relativa elevación, predominan los: elementos búdicos y confucianistas. Para la humanidad existen diez mandamientos : no matar, no robar, no adul– tera;·, no mentir, no desprecier, no murmurar, no calumniar, no ser eJJoístas, no airarse y no cultivar malos pensamien– tos. De la observancia de este decálogo se derivan las seis virtudes principales : misericordia, moralidad, paciencia.. energía, reflexión, sabiduría. Para la masa común del pueblo bastan los siguientes preceptos: no matar, no robar, (1) Cf. DAHLMANN, o. c. p. 232. (2) O. c. p. 200. (3) O. c. p. 203.

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