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DEL ANIMISMO 277 para influir en las fuerzas de la naturaleza. Está profunda– mente arraigada esta idea en los Pigmeos Africanos. en los Negritos y en los San, llamados Busmanes (1). Hacen mucho uso de la magia imitativa, reproduciendo la imagen de aquello que deseen obtener. Por ejemplo: en el Norte de América y de la India, para matar un enemigo hieren primero su imagen, que con arcilla u otra materia se han fabricado. En otras regiones, como en nueva Guinea, hacen uso también de la magia que llaman de simpatía. Para disponer por ejemplo de una persona, basta poseer un cabello, una uña, un diente. etc.; para atraer la lluvia. arrojar algo de agua al aire. 3. ··Creen también en un Poder supremo, organizador y soberano del 1 nundo, dueño de la vida y de la muerte. Para los Bantúes Mu-lungu está fuera de todos los demás seres. habita en una esfera exclusivamente reservada y no tiene plural. Le llaman el Organizador, el Creador, el Po– deroso. el Grande, el Viviente, etc. (2). De ninguna manera puede ser influído, ni la magia se puede referir a él, ni se le puede representar por fetiche. Los Hotentotes, por la mañana, al salir el sol, vuelven su rostro al oriente y ele– van su plegaria al Tisui-Goa, Padre de todos. Los Ramitas no conocen templos ni imágenes, pero tienen siempre en la boca el nombre de Dios, En-Ngai. Las tribus de Austra– lia y Austranesia creen en el ser supremo que llaman Padre de todo, All-Father. En Virginia (Am. del Norte) le llaman Ahone, Dios pacífico y bueno. En la Patagonia, los indíge– nes hablan de un Hombre Grande Negro, que atraviesa las montañas. que conoce todas las palabras y todas las accio– nes. Así podríamos citar otros muchos ejemplos. 4. ~Es muy común la creencia en los espíritus buenos y malos, favorables y malignos, en la inmortalidad del alma (l) lDEM. p. 103. (2) Cf. CARMINATI. ll Problema },1issio11ario, p. 69 si~s.

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