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276 DEL ANIMISMO religión; retenemos el nombre de animismo, como el más expresivo y usual. Se llama animismo la tendencia de los hombres primiti– vos, salvajes, y de escasa civilización, a ver y venerar los espíritus esparcidos en toda la naturaleza. Para el ani– rnista, todo lo visible está informado por espíritus, almas. psiquis, manes, etc. Es un sistema rudimentario y de men– talidad poco elevada. No existen formas y sistemas bien definidos; sin embargo, esos espíritus se pueden dividir en varias clases: a) almas de los difuntos (necrolatría); b) espíritus independientes (espiritismo); e) espíritus que ocu– pan ciertos objetos o presiden determinados fenómenos na– turales (naturismo); d) estos espíritus unidos a los objetos materiales, como árboles, personas, animales y aún a obje– tos artificiales, idolo o fetiche. De aquí el nombre de f eti– ch-ismo con que algunos escritores denominan esta creencia. Rigurosamente hablando, no se puede decir que los hombres primitivos posean una religión determinada y sistemática; pero con mayor o menor precisión se hallan los elementos primordiales mezclados con monstruosidades de mitología, superstición y magia. Nos limitaremos a rn– dicar algunos. 1.-Admiten la distinción de lo visible y natural de lo invisible y sobrenatural, tomado en una acepción amplia. El mundo superior nos rodea, nos domina, interviene en nuestra vida, hasta que al fin, un día entramos en él por el pasadizo inevitable de la muerte. Así se observa en los Bantués, un grupo lingüístico considerable que habita la mayor parte del Africa, al Norte y Sur del Ecuador. desde el océano Atlántlico al Indico, desde el remanso del Tehad y del Vitoria, hasta el cauce del Orange (1). 2.-Tienen el sentimiento de dependencia del hombre de ese mundo superior y de la eficacia de algunos medios (1) Cf. GRANDMAISON, o. c. p. 71.
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