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204 MISIONES EN AsrA En Indostán, a pesar de los trastornos ocasionados por el cisma de Goa, (1832-86) las misiones católicas han hecho progresos sorprendentes. Los PP. Jesuítas, siguiendo las huellas de S. Francisco Javier y del P. Nobili, han desa– rrollado una actividad extraordinaria, en sus siete misio– nes, que cuentan con más de 500.000 católicos, y en las que tienen sus cuatro Colegios universitarios de Trichinópo– lis. Calcuta, Mangalore. Bombay y Kandy en Ceilán (1 ). Los PP. Capuchinos han llegado igualmente a fundar seis misiones, donde trabajan con celo y sin desmayar a pesar del poco fruto que las especiales 1Circuntancias del país les permiten recoger. Otros muchos misioneros. como los Carmelitas, con sus misiones de Verápoly y de Quilón y los sacerdotes del Seminario de París en la Archidiócesis de Pondichery, despliegan todo su celo para hacer católico aquel riquísimo y populosísimo país. Las Misiones de Indochina y de Anám, donde con tanto éxito habían sembrado la semilla del Evangelio los franciscanos y dominicos (2), sufrieron una ruda prueba en las sangrientas persecuciones. suscitadas por los sa– cerdotes brahmmanes, y que han producido numerosos mártires entre los misioneros y entre los mismos fieles que fueron sacrificados a millares. En medio de tantas dificultades y peligros se sostu– vieron y siguen sosteniéndose los misioneros, y hoy cuentan aquellas misiones con cerca de un millón de fieles, repar– tido.; en 10 Vicariatos a cargo de los PP. Dominicos y (1) LucHET, Considerations sur les Missions catholiques dan.• /'Lidien (1853). VATH, Die deuschen Jesuiten in Indien, (1920). (2) LORENZO PEREZ, Origen de las Misiones franciscanas en el E.nremo Oriente (Archivo Ibero-Americano, I-VI, Los españoles en el Imperio de Anam, AIA. XXVIII, XIX. FERRANDO, O. P., Historia de los PP. Dominicos etc., ya citada. Correo Sino-AnamUa. j1isiones Dominicas.

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