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17( LA COMPAÑIA DE ]ESUS entre los intelectuales que no podían sufrir la tiranía dog– mática de Roma, como ellos la llamaban; y entre gran parte del mismo pueblo. que ha dcsc<1do ,úempre amplia libertad para vivir a sus anchas. sin trabas ni sanciones. La I,glesia católica. aunque sintió profundamente b pérdida de tantos hijos suyos, no se desanimó por eso. sino que volvió a acometer la empresa de convertir nue– vamente a la fe a aquellos pueblos que de ella se habían separado, reviviendo con este motivo el espíritu misional. Legiones de misioneros del clero secular y de las Ordenes religiosas se lanzaron decididamente al campo de la here– jía, recorriendo incansables Alemania, Suiza, Holanda, In– glaterra y los Países Escandinavos, logrando en unas partc-s contcnc-r el avance de la Reforma. y en ótras. vo1vi::•n.:lo al seno de la Iglesia a muchas almas engañadas. 133. La Compañía de Jesús --(1) Es ya creencia común entre los católicos que la Compañía de Jesús fué suscitada (1540) por Dios providencialmente para oponeda a la reforma protestante. pues ambas nacieron casi simultá– neamente. Ya desde sus principios, comen=aron los jesuitas a ejer– cer su misión entre los protestantes, pues que tres de los primeros compañeros de S. I,~nacio fueron enviados por el Papa a Alemania: Pedro Fabro. Le Jay y Booadilla. quienes con la predicación, con el buen ejemplo ele su santzt vida, con la práctica de los EJercicios espirituales. cuyc empleo dió ma,;;níficos resultados, ganaron muchísimas almas para la Iglesia. Ninguno, sin embargo. de estos celoso-: misioneros jc– suítas alcanzó fruto tan copioso como S. Pedro Canisio (1597), el primer alemán que. a instancias de Pedro Fabro. (1) \T. P. P. LETURIA, 5. J. Ei plan misionero de ..l\4on.-rnartre 1 Siglo de fos Misiones, n. cxtrno,dinario, diciembre, 1929.

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