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]PAN DE lVfoNTECORVINO. R.-HMUNDO Lvuo 165 128. Juan de Monte corvino.~Especial mención me– rece entre todos los misioneros del extremo Oriente, Juan de Montecorvino, franciscano. quien, valiéndose de su ca– lidad de embajador, predicó el Evangelio en aquellos países (1278-1328) con tal éxito que ganó para el catolicismo hast::i algunos príncipes mongoles. fundando una floreciente cristiandad de muchos miles de fieles. Vuelto a Europc1 el año 1289, dió cuenta al Papa del éxito obtenido, y le rogó le diera algunos compañeros que le ayudasen. El Papa. condescendiendo con sus deseos, le dió algunos compañeros. franciscanos también. y, después de nombrarle Arzobispo d,2 Pekin (1307). le dió facultad para que consagrara él mismo. de entre sus compañeros. todos los Obispos sufra– gáneos que creyera conveniente. Querido de los mongoles, que le veneraban como santo. y del mismo Gran Kan que gustaba de tenerlo consigo y conversar con él, murió en B28, dejando una Iglesia muy floreciente, que se man– tuve hasta el advenimiento de la dinastía indígena de los Mm¡; (1368). que persiguió a los católicos, hasta hacerl,Js desaparecer casi por completo (1). 129. Raimundo Lulio (1236-1315).~Entre todos los misioneros del siglo trece, ninguno desarrolló actividad tan variada y asombrosa como este hijo de S. Francisco. ma– llorquín, gloria de España y de la Orden franciscana a que pertenecía en calidad de Terciario. Aprendió el árabe a costa de grandes sacrificios en su edad madura, con el único fin de poder predicar personal– mente el Evangelio a los turcos y moros del norte de Afri– ca. con los cuales disputaba sobre cuestiones de religión. pasando en este apostolado innumerables fatigas, desprecios y malos tratos. sostenido siempre por su ideal, que no era (1) HENRIO:,. o. c. \VrnGAERT, Noto su;- ]c>,,n de A[o¡¡t Corvi;i, (Liík, 1924).

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