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158 S. CIRILO Y EYÍETODIO Y LOS ESCLAVOS gún fruto, apoyados en su empresa por los reyes francos. que desde su conversión pusieron especial cuidado y em- peño en atraer al catolicismo a los demás pueblos bárba– ros. No obstante, hicieron poco fruto. hasta que Dios ,suscitó dos grandes apóstoles, S. Cirilo y S. Metodio, mon– jes de S. Basilio, naturales de Tesalónica. Comenzaron a predicar (862) con tal éxito entre aquellos pueblos semi– salvajes que llamó la atención del Papa y de toda la cristiandad. que los miró desde entonces como modelo de apóstoles, no faltando, sin embargo, envidiosos que los acusaran ante el Pontífice de intenciones poco rectas en su evangelización. El Papa los llamó a Roma (867), pero no habiendo resultado nada contra ellos, sino todo lo con– trario, volvieron, consagrados ya Obispos por el mismo Pontífice, a ocuparse en su gloriosa empresa, si bien S. Cirilo se retiró al poco tiempo a un monasterio a des– cansar de sus fatigas apostólicas, continuando S. Metodio en la evangelización de los moravos hasta su muerte, sucedida el 6 de abril de 885 (1). S. Adalberto y S. Bruno sufrieron el martirio cuando intentaban convertir a los prusianos (697), quienes re– chazaron constantemente a los misioneros, hasta que, so– metidos por los caballeros Teutónicos, y movidos por el buee trato que les dieron y por la actividad de los monjes, admitieron el catolicismo de buen grado (2). No costó menos la conversión de los Húngaros (995). qm: durante mucho tiempo fueron la pesadilla de los rei– nos vecinos, hasta que, convertido su príncipe S. Esteban, (1) PHILARET, Die biographischen Werhe über die beiden Sla– venapostel Cyrill und Method (1847). G1NZEL Geschichte der Sla– venapostel Cyrillus und Methodius (Viena, 1861). (2) EwALD, Die Eroberung Preussens durch die Deutschen, 4 t. (Haalle, 1872-87).

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