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DERECHOS Y DEBERES DE LA IGLESIA 121 sobre los Papas, los Obispos y sacerdotes; y luego sobre los demás fieles. Que los Romanos Pontífices hayan cum– plido con esas obligaciones, está patente en la Historia de las Misiones y lo consignamos en la parte moral. En obsequio a la brevedad sólo citaré aquí un testimonio del Pontífice felizmente reinante, quien en su primera Encíclica < Ubi arcano Dei» decía: «Mirando Nos en derredor de esta como atalaya y a manera de alcázar de la Sede Apostólica, ofrécense todavía a nuestra vista, venerables hermanos, muchos en demasía que, o por desconocer del todo a Cristo, o por no conservar íntegra y pura la doctrina o la unidad requerida, no son de este redil, al cual, sin embargo están destinados por Dios. Por lo cual, el que hace las veces del Pastor eterno, inflamado en idénticos sentimientos, no puede menos de echar mano de las mismas expresiones, muy bre– ves ciertamente, pero llenas de amor y de la más tierna compasión; Debo recoger todas aquellas ovejas (S. Juan 10, 16) y traer a la memoria con la mayor alegría aquel vaticinio del mismo Cristo : Y oirán mi voz, y se hará un solo rebaño y un solo Pastor (1). Como en los tratados de Dogma, Apologética e Ins– tituciones, se habla por extenso de los derechos de ld Iglesia a propagarse por todo el mundo con independencia de cualquier otra sociedad, y en el capítulo de los fun– damentos morales (pags. 82 sgs.) explicamos los deberes de la Iglesia en general, del cuerpo docente y discente, a fin de no repetir conceptos, hacemos punto final y pasamos a estudiar los órganos inmediatos de evangelización (1) Act. Ap. S. a. 1922, vol. XIV p. 697.

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