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ÜNIDAD Y SANTIDAD DE LA IGLESIA 113 priori, su finalidad m1S10nera y proselitista; y las misio– nes corrobaron a posteriori y prácticamente la divinidad y veracidad de aquellas. a) L1:1 unidad.-Las religiones no católicas, y en espe– cial las sectas protestantes, se han dividido extraordinaria– mente, propugnando dogmas muy distintos y dependiendo de diversas jerarquías. Para realizar su propaganda se han visto en la necesidad de nacionalizar el cristianismo, de adaptarlo al ambiente y a las razas, de invertir ingentes sumas de dinero. La Iglesia católica conserva la unidad indivisible de credo, de culto, de disciplina, de gobierno. Ella enseña la unidad de la raza humana, la elevación de todas las razas por Jesucristo, el llamamiento de todos los pueblos a la fe, la participación de todos los fieles de los mismos derechos y deberes, la dependencia de una suprema au– toridad, el Romano Pontífice, Vicario de Jesucristo y sucesor de S .Pedro en el gobierno de la Iglesia. Para el Catolicismo no hay aceptación de personas delante de Dios (1), que es indistintamente misericordioso para todos los que le invocan (2). Ya no hay ni judío, ni griego, ni bár– baro, ni escita: no hay más que un solo bautismo : to– dos son llamados a la grande unidad del cuerpo místico de Jesucristo (3). b) La santidad.-Los mahometanos hacen facilísima– mente prosélitos, porque permiten y justifican muchos vicios conformes con las pasiones inferiores del hombre. Los protestantes reclutan muchas veces simpatizantes Y adheridos por el dinero, las promesas de protección y otros medios materiales. Sus misioneros están bien retri- (1) Galos. III, 25. (2) Rom. X, 12. (3) Ephes. IV, 5.

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