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98 EL PROBLEMA DE LA SALVACION DE LOS INFIELES por lo menos. dos: que Dios existe y que es remunera'dor. S. Pablo lo afirma explícitamente: Credere enim oportet accedentern ed Deurn, quia est, et inquirentibus se remu– nerator sit (1). d) No basta conocer estas y otras verdades con la luz natural de la razón, por medio de las creaturas, es necesario creerlas por motivos sobrenaturales, por la autoridad de Dios revelante. Así. lo declaró el Vaticano (Ca11 2, De Fide) y resulta del Juramento antimodernista impuesto por Pío X, y se defiende por los más eminentes Teólogos. La doctrina contraria fué condenada por Inocen– cia XI corno errónea. e) Le fe sobrenatural, necesaria, con necesidad de medio para salvarse, puede ser de dos maneras: in re et in voto. Aquí se dividen los teólogos: unos dicen que es ne– cesaria in re, y, por consiguiente, no admiten ningún su– pletivo; otros, sin embargo, afirman que basta in JJoto, cuando no es posible en toda realidad. f) El Sacramento del Bautismo es también medio indispensable para salvarse. Se distinguen tres clases de bautismo: flurninis, sanguinis et flarninis. Per se, el necesario para salvarse es el agua el lavacro de regeneración, establecido por Jesucristo; pero, si independientemente del sujeto, no puede éste rea– lizarse, suple el Bautismo de sangre, como en los Catecú– menos e Inocentes que dan la vida por la fe; y por el bautismo de deseo in voto, para los que murieron con vivísimos deseos de recibirle, pero les fué prácticamente imposible; así vemos que Camelio recibió el Espíritu Santo antes que fuera bautizado. El Pontífice Inocencia III escri– be de uno que se creía bautizado y ordenado pres– bítero, pero que realmente se averiguó que murió sin bautizar: Quia in sanctae matris ecclesiae fide et Christí nornm1s confessione perseJJeraJJerit, ab originali peccatum solutum et coelestis patriae ,gaudium esse adeptum, asseri- (1) Haebr. XI, 6.

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