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EL PROBLEMA DE LA SALVACION DE LOS INFIELES 97 est placere Deo (1) ; que sin la fe es igualmente impo– sible recibir la gracia santificante y entrar en la vida eterna (2). Así lo declararon también los Concilios Tridentino (Sess. VI, c. 8) y Vaticano (Sess. III, c. 3). Además, hemos dicho arriba que fuera de la Iglesia no puede haber salvación. Nunquam hamo, dice S. Agustín, nisi in Eccle– sia catholica, salutem poterit invenire (3). El que no renace por medio de las aguas del bautismo, no puede entrar en el reino de Dios (4). Ahora bien : ¿ Qué será de tantos millones de hombres que no tienen fe, ni son miembros de la Iglesia, ni han renacido a la vida de la gracia? ¿ Cuál será la suerte de tantos infelices que in– culpablemente están fuera del verdadero camino de salva– ción? ¿Se condenarán tantos millones de almas que se encuentran en la imposibilidad física de tener conocimiento de la verdadera fe, y nunca han oído que Jesús Redentor murió por ellos? Esto parece que se opone a la voluntad salvífica de Dios y a su bondad. ¿Cómo se explican estas proposiciones antitéticas, aparentemente contradictorias ? ¿Se excluyen mutuamente? He ahí el problema a resol– ver. Mas antes conviene prenotar algunas nociones. 64. a) La voluntad salvífica universal de Dios es antecedente y condicionada, supone siempre el libre ejer– cicio de la voluntad humana y el uso voluntario de los medios. b) Los infieles pueden ser positivos y negativos; los primeros rechazan, o no quieren abrazar la fe suficien– temente propuesta; los segundos no la abrazan por impo– sibilidad y falta de conocimiento suficiente. e) Las ver– dades absolutamente necesarias para la justificación son, (1) Haebr, XI, 6. (2) Puede verse CAPERAN, Le probléme du salut des infidéles, Essai Theologique p. IV, París (1912). (3) Serm. 6. (4) ]oan, III, 5.

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