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86 CONCILIOS Y PoNTIFICEs ARTÍCULO V CONCILIOS Y PONTIFICES 53. Concilio de Nicea.-El primero y más célebre Concilio ecuménico de la Iglesia, es también el que, con una sola frase de su Símbolo, asienta la base y el funda– mento de la Misionología, dejando fuera de toda duda el universalismo de la redención de Jesucristo, cuando afir– ma y define que Jesucristo «propter nos homines et prop– ter nostram salutem, descendit de coelo», con lo cual dió a entender que todos, absolutamente todos los hom– bres, sin distinción de razas ni colores, habían de per– cibir los frutos de la venida de Jesucristo. Los demás Concilios, asi ecuménicos como nacionales y provinciales, han vuelto siempre a inculcar esta univer– salidad de la redención, llegando a anatematizar a todo::; aquellús que se atreviesen a negar esta verdad consoladora, como el Concilio de Arlés (año 475), donde se condenaba a los Predestinacionistas con estas terminantes palabras: «Anathema illi qui dicit Dominus et Salvator noster mor– tem non pro omnium salute susceperit (1). 54. Concilio Tridentino. -Otros muchos Concilios po– dríamos citar, pero no es necesario insistir tánto en una verdad tan evidente. Baste traer aquí la autoridad del magno Concilio de Trento, quien, valiéndose de las pala– bras del Apóstol S. Juan, declara por centésima vez que «Jesucristo, con su muerte, derramando su preciosísima sangre, constituye la verdadera víctima propiciato– ria por nuestros pecados, y no sólamente por los (1) Cfr. DEZINGER-BENMUART, Ench. Simb. n. 3026

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