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APOLOGISTAS 81 mur atque ita corruít orbis terrarum, indiget creatione, ut in Christo omnes vivificemun (1). Para remedio de esa ruína mundial sólo hay un mediador posible, Jesu– cristo, ofrecido por el Padre: « Videns enim Deus Pater. salutern ,í!,entium per ipsum solum posse constare, dicit ad eum: Postula a me et daba tibi gentes haereditatem tuam. posessionem tuam terminas terrae)) (2). 4·9. S. lrineo, T erfuliano, Lactando, S. Cipriano.- S. Ireneo, que había recorrido casi todas las Iglesias de Oriente y no pocas de Occidente, pudo comprobar por sus mismos ojos, el asombroso cumplimiento de aquel mandato de Jesucristo: «Euntes in universum mundum, praedicate Evangelium amni creaturae »; y así, con visible fruición va enumerando las Iglesias fundadas ya en todas las regiones del mundo hasta las más remotas; en España, en las Galias, en el Oriente, Africa, etc.; de manera que la Iglesia « ut sol... in universo mundo lucet » (3); pues ella se halla extendidapor todas partes, «per universum orbem usque ad terminas terrae seminatam» (4). Este pensamiento se ve confirmado en aquellas célebres y tan conocidas palabras de Tertuliano: «Somos de ayer y lo llenamos todo; las ciudades, las islas, los municipios... los mismos campamentos... hasta el senado y el foro, sólo os dejamos los templos» (5). Con razón podía añadir Lactancia que la Iglesia, por medio de sus misioneros, había extendido sus brazos de Oriente a Occidente; de manera que no había ya lugar en la tierra tan remoto. al que no hubiera llegado la (1) In ]erem. Hom. VIII. (2) In Lib. ]es. Na. Homil. XV. (3) Adver. Haer. l. I, c. 10, M. P. G. t. 7, col. 551. (4) Adv. Haer. Ibid. col. 550. (5) Apolog. 37, M. P. L. t. I. col. 526.
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