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74 APOCALIPSIS demuestra que Jesucristo es el verdadero sacerdote, según el orden de Melquisedech; es Pontífice eterno y soberano que interpela por nosotros, Mediador del Nuevo Testamento, mucho más excelente que el Antiguo. ocConocí que no os agradaban las ofrendas y sacrificios antiguos, y entonces dije: Ecce venio, ut faciam, Deus, voluntatem tuam; aufert primum, ut sequens statuat. In qua voluntate sacrifica ti sumus per oblationem corporis Jesu Christi semel» (l). Por consi– guiente, no puede haber más que un sacerdote sumo, un altar, un sacrificio, una Iglesia, un Pontífice, un Mediador, para todos los hom– bres, Jesucristo, Nuestro Divino Redentor. Las Epístolas de S. Pablo contienen una Teología uni– versalista y profunda, que debe ser muy conocida y familiar a los misioneros y misionólogos. No sin razón las alabó S. Pedro y dijo que las había escrito, secundum datam sibi sapientiam (2). § IV. Oíras Epístolas y el }\pocalipsis 43. En las Cartas que escribieron algunos otros Após– toles no deja de encontrarse también algún pasaje apli– cable a los problemas misionales, pero son mucho más raros. No tenían una misión tan especial como el con– vertido de Tarso. Por no extender demasiado estos ele– mentos, máxime, cuando la materia en este sentido es abundantísima, preferimos omitirlos y terminar esta sín– tesis escriturística con la Revelación de S. Juan. 44. Apocalipsis.-En el capítulo VII leemos que se da orden a los cuatro ángeles que vienen a destruir la tierra que no toquen a los que están señalados en la frente, sin distinción de judíos ni de gentiles. Y des– pués de contar los señalados de cada Tribu, exclama el (1) X, 9. (2) II Petr. III, 15.
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