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lll>.\!ll:OLLO DE L\ Pl\0\.l'SC!A ( IG 18-17,¡f¡ rales habían comisionado al P. Juan de Ocuña para que re– dactara un informe acerca de la conducta de los dos herma– nos, alumnos dP la provinf'ia flp Flandes, Padres Marceliano y Heliodoro Barea, quienes habían intervenido bastante en la Corle a causa dt'l castigo que Felipe IV infligió al P. Carlos dP Arenberg (8). Los Superiores de la Provincia creyeron re– bajada su autoridad e interpretaron la comisión como una l'al la de confianza, tanto más que habían descubif•rto cómo algunos individuos buscaban pretextos para hacer ver al Ge– neral la aversión con que lo miraban en Madrid y que no le consentiría el Rey entrar en sus reinos, lo que, naluralmente, 1·edundaba en descrédito de los Capuchinos ele Castilla. Por Pstas razones, el Definitorio escribió al General una carta co– lPctiva defendiendo sus puntos de vista, criticando el modo de p1·oceder del P. Ocaña y desenmascarando a los malévolos qm' propalaban voces falsas (9). Creemos que la visita del P. Ino– cencio a Madrid pondría las cosas en claro. 5. Los últimos decenios del siglo XVII vieron varias ve– ces turbada la paz de la Provincia, bien que fuera gobernada en aquel período por muy ilustres personajes. El 17 de mayo de 1675 los capitulares elegían Provincial eu la persona del P. Martín de rl'orrecilla, quien rl 27 del mis– mo tnes del año siguiente era <•legido en Roma Definidor GP– neral de toda la Orden. A su regreso a España empezó In visita canónica, que no pudo llevar a cabo por haberle sido ·· forzoso salü· de estos reinos'' desterrado a Portugal ( 10). Y :--ncedieron enlonces turbulencias e inquietudes jamás vistas en la Provincia, "de suerte que apenas hubo tribunal en que no se anduviese" (11). El P. Torreeilla, que no estaba acos– tumbrado a retroceder ante las dificultades, a la orden de ex– pulsión respondió con un gesto de autoridad. En vez de no·m- (R) Cf. FRÉDÉGAXD D'ANVERS, o. F. M. CAP., Étude sur le P. Charles d'Arenberg, frére-rnineur capucin, p. 237-276, París-Rome, 1919. Los dos llcrmanos carnales PP. Marceliano de Dunkerque y Heliodoro de Nieuport Pl',m de naciona!id,ad espafiola, .pero pertenecía!1 a la Provincia religiosa d,• J71andes; intentaron incorporarse a Castilla, aunque no lo lograron. (9) Una copia de esta cartá se conserva en el Arcll. Vaticano, Lett. Pal'ticolari, vol. 32, f. 186-188; carece de fecha, pero está autenticada f'l 23 de agosto de 1647. El P. General llegó a Madrid el 31 de agosto de 1648. (10) Cf. Erario, p. 82. !U) Jhí,I., r, R'.1.

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