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III.-TllIBFLAC[O'.'.ES INTEllNAS Y L"CCHAS EXTRllNAS La espléndida floración de conventos y el progresivo uu– me11lo de religiosos no quierpn decir que la Provincia de Cas– tilla no encontrara clificullacles en el desarrollo de sus activi– dades. El lPctor superficial que hubiera pensado así leyendo el capítulo anterior, se convencerá de lo contrario si para miente8 en lo8 acontecimientos que vamos a indicar. Para mayor claridad, hablaremos por separado de la8 dificultades internas y de las luchas externas. •\) T r i L u 1 a c ion c 8 in le r t1 u s 1. LJus lendenc'ias upueslas.-2. Elecciones por decreto, o exlrarn– pitulares.-3. El Capítulo geneml ele 1643.- 1 1. Relaciones ele lus Supe1·i01·es de la Provincici con el P. General Inucencio dr Cal– lctgfrone.-ü. El destierro del P. Marlin tle Torrecilla.-0. Dos visitado1·es generales.-7. Primeros años de la dinastía borbú,. nfr·ci.-8. Amagos de otra visita general. 1. En el wimcr lrienio del P. Alejandro de Valencia (1630- 103:J, empezaron a manifestarse entre la:; religiosos dos ten– dPncias opuestas: y a la sazón que uqufl se encontraba en Alemania, tratando --negocios particulares", el año 1633 fué nom!H·ado Visitador de la Provincia el P. Pedro de Caller, sin haber dado cuenta de esta importante clelerminación 111 Padre P1·ovincial. El Visitador convocú el capítulo, que presidió, al
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