BCCCAP000000000000000000000189

(,Omr:n;,,;o DEL (:0:\11:-AfüATO 17 11gitados, este nombramiento contribuyó a exacerbarlos toda– vía más, pues los religiosos vieron alejarse la posibilidad de que el gobierno pasara a manos de los españoles, como era el deseo general. Bien que movido por otras razones, esta: vez el Padre, Serafín apoyó ante el Rey lá protesta. Su Majestad en– vió un mensajero al encuentro del P. Iluminado-que venía ya por tie: :·as castellanas en dirección de .'.\fadrid-para inti– marle la prohibición de entrar en la capital. Y. por consiguien- de tomar posesión del nuevo cargo; pero él, alegando el c1rnsancio y las fatigas del largo viaje, obtuvo de la bcnevo– kncia de ]os religiosos que le comunicaron tan desagradable inesperada noticia el poder llt>gm· a la CortP, aunque no fue- 1·a más que para descansar (junio HH6). La impresión qul' p1·odujo ·su comportamiento fué excelente; pronto al recelo de los primeros días sucedió el afecto y la simpatía. Hasta el mismo P. Serafín de Polizzi. que aun continuaba en el cargo, depuso su conducta intransigente, nombrándole visitador de los conventos. 1:. A principios de febrero de 1617 llegó a Madrid el Gt!– neral de la Orden. P. Pablo de Cesena (4), y después de visi– tar Alcalá y Toledo convocó el capítulo en el convento de El Pardo (1 marzo). Por imposición del General, y con la colabo– ración del P. Serafín, es elegido Comisario el P. Iluminado, el cual "trocó la fingida man·sedumbre del principio en rigor nbsoluto y rígido gobierno". Pero la opinión general y el de– seo común de gobernarse por sí ).nismos iba ganando terreno entre los religiosos españoles. Algunos Padres condecorados, resueltos a terminar de una vez para siempre, acudieron al Duque de Lerma para que con su autoridad y valimiento pu– siera aderuado re·medio a la situación. El P. Iluminado des– cubrió e·stos pasos, y de acuerdo con el P. Serafín castigó se– VPramente al más influyente, que era el ejemplar P. Juan de Villafranca, con la pena del destierro a Francia; sino que el Rey se enteró a: tiempo y lo hizo volver desde Alicante. 5. El gobierno del P. Ilurninado no satisfacía a nadie o a muy pocos, y el P. Serafín de Polizzi, con su acostumbrada (4) Cf. MELCI!OR DE PODLADUHA, Los Generales de la Orden Capuchina Grandes lle España, en Collectanea Francisc., 1943, t. XIII, p. 274 sig. '.J.-Los Capuchinos en Castilla.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz