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1:2 EL C0!,1!SARL\TO GENERAL DE CASTILLA canto. todas las dificultades. Finah:nente pudo establecerse In primera comunidad capuchina en la capital de España, en el Hospital d? los Italianos. Era el 12 de noviembre de 1609 (5). Bien pronto se dieron cuenta los religiosos de la estrechez e insuficiencia de aquellos lugares provisionales, y pensaron desde luego buscar otros más espaciosos. Hacía pocos meses que "los ermitaños de Italia"-como el vulgo dPnominaba a los primeros Capuchinos-formaban parte de la vida madri– leña, y ya se habían captado las simpatías del público; •si an– tes no encontraban quien osara alojarlo:-. ahcm1 todos se dis-· putaban el honor de favorecerlos. Cuando se esparció la voz de que los Capuchinos buscaban el área para fabricar un con– vento, surgió entre los nobles una especie de emulación: todos se disputaban el honor de ofrecérsela. Después de haber exa– minado las varias ofertas que les hacían, optUt·on por la de! Duque de Lerma, en los jardines de Palacio del Prado. m Rey se rpservó ]a gloria de sufragar los gastos, pero cedió de buen grado el patronato al Duque. Y rl 2 de febrero de 1610 se tras– ladaron los Capuchinos a esta nueva residencia del Prado, que había de ser como la metrópoli de la Provincia ea¡mchinn de las dos ca·stillas. La coürnniclad quedó compue::;ta por doce sacerdotes, siete coristas y cuatro hermanos lrgos. todos procedimtes de la Pro– vincia de Valencia, a los enales pronto se agregaron otros sie– te de Cataluña y Aragón. El día 7 de febrero, con asistencia de los Reyes, tomaron el hábito capuchino los tres primero-; novicios. La veneración de la Corte, de los nobles y del pueblo ma– drilrño crecía más y más; las limosnas llovían a granel; lo– dos juzgaban un honor el prestar un servicio a los hijos de San Francisco. En la procesión del Corpus de aqnel año par– ticiparon 36 Capuchinos, todos a pie descalzo. 3. Pasó más de un año antes que los Capuchinos sr prn– pagaran fuera de la capital; pero después los conventos se (!:í) El autor de los Anales, p. i 7, dice que fué "el día del glorioso S. Diego". Sin embargo, el P. Andrés de Palazuelo (cf. Vitalidarl seráfica. Segunda se1·ie, p. 1!:í) indica erróneamente el i2 de oclnlire como fecha de este acontecimiento. Cf. GIL Go:-;zALEz DAVILA, Teatro de las grandezas de Madrid, p. 273, citado por el P. l \fart.ín de Torrecilla., o/J. cit., p. 251.
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