BCCCAP000000000000000000000189

F;L CO\fü,AnIATü ,\POSTÚL!CO ( ¡:,::;JG-1885; e) Pocas son las noticias qur han llegado a nosotros acer– ca del P. Fernando de Logroño, que tomó el :Santo hábito en Deusto el 24 de abril de 1827: pero bastan para acreditar!" corno ejemplar opermfo PvangMico. Se sabe que en junio de 1843 regentaba la parroquia de Taguay, población de unas seis mil almas, perteneciente a la archidiócesis de Carac"as. El Arzobispo le escogió por compañero en la visita quP pensah11 girar a la archidiócesis; entonces los feligreses dirigieron al prelado una conmovedora súplica a fin de que no les privara "del muy digno párroco, que con la santidad del apóstol apa– centaba este rebaño y lo conducía a la grey del Señor, ha– ciendo en más de seis mil almas, de que se compone este cu– rato, grandes y admirables conversiones, cual otro Pablo en la (•poca santa del apostolado ... ¡ Qué dolor!, ¡ qué funestas idea~ se agolpan a nuestra imaginación! No hay remedio, ilustrísi– mo señor: V. S. Ilustrísima es nuestco padre, nuesLro supremo pastor, y es quien debe salvarnos de la borrasca que nos ame– naza, ordenando al R. Padre alce su marcha a esa capital y continúe sus funciones sacerdotales en esta parroquia, como su verdadero curato, pues con esla saludable disposición en– jugará V. S. Ilustrísima los lágrimas de seis mil ovejas que le imploran este inaudito favor; precaverá los males que por consecuencia necesaria nos refluirían, tanto en lo temporal como en lo espiritual, la ausencia de aquel manso cordero, de aquel depósito de virtudes, de aquel varón esclarecido que coH el don de la palabra, con la suavidad de su genio, con la dul– zura de su carácter y con su ejemplar conducta ha conquista– do a la maldad misma y la ha postrado a sus pies y ha vuelto al redil a una multitud de almas" (15). En vista de las razones expuestas, el Arzobispo retractó la orden dada; pero el P. Logroño, que ya había emprendido el viaje a la capital, no regresó a la parroquia. Más tarde fué pá– rroco de San Rafael de Atamaic'a y luego estuvo varios años como capellán de San Felipe en Caracas. El año 1858 se hn- (15) El texto de esta súplica lo publicó por vez primera el r. Cayetano de Carrocera, ob. cit., p. 215 slg.

RkJQdWJsaXNoZXIy NDA3MTIz