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G01;:1m:-;I) nEL P. FERlvIÍN DE ALCAilAZ (1838-1855) 221 A instancias de la Congregación de Propaganda Fide man - dú a l'\fesopotamia el año 1840 cuatro Capuchinos españoles (uno de los euales era el castellano P. Angel de Villarrubia de los Ojos) (t 1886) (7aJ, y la labor evangelizadora de los misio– neros empezó pronto a dar mny sazonados frutos. ·'El heroís– nio de estos españoles capucbinos--dice el P. Alcaraz en el Me– morial citado-cnlre los peligros, el hambre, desnudez y toda clase de penurias y privaciones forman una larga historia, que hace conocer de quánto son capaces los hijos de España y qufrn otnnipotente la divina providencia." La guerra de emancipación de las repúblicas sudamerica– nas a principios del siglo XIX trajo como inevitable y do!or(l– sa consecuencia la desaparición de las florecientes misionc3 capuehinas: pero no tardaron en darse cuenta, así los gober·– nanles como el pueblo, de la necesidnd del misionero. En 18í-2 llegó a Ronm, comisionado por el Gobierno venezolano, D. José Manuel Alrgría para. concertar con las autoridades eclesiásti– cas mm expedición de misioneros capuchinos. El 6 de marzo, el Papa rmmifesiaba al Comisario ApostMico sus deseos de q11P secundam las gestione¡; del Sr. Alegría. El P. Fermín acogi,í con entusiasmo el proyecto e inmediatamente puso mano:3 n la obra, y en menos de dos años, en sucesivas expediciones. Pnvió a América unos 165 Capuchinos españoles de los resi– dentes en Francia e Italia (8). El año 1843, accediendo a los repetidos ruegos del Gobierno de Guatemala, envió dos sacerdotes para empezar la funda– ción en la capital de la república, a los que habían de seguil' luego otros ocño desde Caracas; pero .«e opuso el Gobierno ve• nezolano y, por consiguiente, fracasó la fundación del Colegio de misionero·s que había ideado fundar (9). (7a) Analecta, lug. cit., p. 130, nota 5. Alguien ha escrito errónearrwnte que pertenecía a la prov. de Cataluña. Analecta, t. II, 188G, .p. 192. (8) Cf. Analecta cit., p. 131; CAYETANO DE CARROCEnA, Ob. cit., p. 44 si- 1,"tlientes. Los misioneros tropezaron con serias dificultades a su llegada a \ícnezuela; afortunadamente, desde Roma los &poyaba y defendía el Patlr'c Alcaraz. Cf. CAYETANO DE CARROCERA, ob. cit., p. 52-59. (9) cr. Analecta cit., p. 1~1; IGNACIO DE CAMDRILS, O. F. M. CAP., Cro– nicón de la miswn de los Capuchinos en Centro América, p. 31 sig., Bar– celona, 1888.
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