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EL Al'OSTOLAl >O deciendo a los soldados, asistif!ndo a los enfermos y heridos r dando sepultura ,t los caídos" (31:i. H. No es rwepsm·ío hahlnr separadamrnle del apostolado ejercitado en el confesoruu·io. pues si cuando la legislación rlt· la Orden era tan rigul'Osa sobre este particulae los Capuchinos castellanos conf<>saiHUl g¡•rw1·almenle a los seglares, miicho más, si calw. lo h11rinn ahora que dicha forma de aposloliHio se lrnhín genPralizado en todas las provincias. Recordemos so– lamente, a título clP curiosidad histórina, que rl bueno de Cnr– los IV·. q1w ;:nislalm mu;v poco ck te1wr un confesor Hjo, solín ronfesm·se eon un pndrr nnpuchino, amH[U<' rara vez era <'l mismo (32). /31) R1:F.N"AVENTUfiA DE CAilH0CEllA, Necroloyio. p. :!R:.\. i32) CJ'. :\ B. BALLESTEROS, Ilistor'ia de E.~pmia. 1. \'T, p. 54.6.