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M!s;IONES ENTirn I:,iFl m,ES 13::í vejez que el háculu en que se sosknía, 1·t·co1Tíu irwansahle valles y rnonles en busc11 de almas para Urislo. ¡ UuáNtas ve– ces, cual valero:c;o soldado cargado con el trofeo de la vido– ria, volvía a su residencia lleno de gozo por la;,; almas coH su celo apostólico lograba lraer al aprisco ;,;unto de la Iµlí'Sin. arrancándolas de las garras del dnnonio ! A su pasu noi·tcían los prodigios, y el veneno que laimadmnente más de una vez le propinaron los indios no surtió el natural efec– to. Los misioneros le respetaban com::i 1rn1Pstro, y los fiPlns le amaban corno padre. Cayó, como lmen soldado. en el campo dt· batalla. Conlnba más de noventa años de edad (,?(i). 4-. Finalmenh-, también en el continente asiático encon– tramos algunos misioneros castellanos. Por concesión de Fe– lipe V, en la misión del Tibet, para pedir liniosnas para dicha misión, debínn ocuparse dos Capuchinos ilalianos y dos espa– ñoles (27). En octubre de '1742 el Gobernador del Real y Su– premo Consejo de Castilla, Cardenal :'\fo1inn, pidió al Provin– cial de Castilla dos religiosos, uno sacerdole y el otro leg,l, pnm destinarlos al Tibet. Los Superiores pusieron en conoei– miento de los religiosos este deseo del Carderrnl y lue¡;;·o se inscribieron catorce, entre sacerdotes y legos, "para ir a tan san la expNlición" (28). Se ignoran los nombres de los agra– <-iados. i,26) Cf. J:111/1wiurn Ord. Fr. Cnpucr•inr,rnm, t.. V. p. :JG6--36'7. (27) Cf. Analecla Ord. F'r. Min. CapucGin01•u;¡1, 1D05, t. X«XI, p. :1ii1. (2.'l) Cf. Viridario auténtico, p. 26i; CurnE!'iTE DA 'f1mzomo, o!J. f'it , i. vm, P. 1. p. :JG1: Dulfari.um Ordinis, t. VII. p. 260 sig-.

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