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LA \"IDA DE LA PllOVINC!A ( 16:18-i 7 46) la Provineia después de oelw aiios de experiencias misione– rns (22 1 . · En jt,nio de W70 se agregó a esta misión el P. Ignacio ele Canarias, y rlllí mmió en 1695 (23\. dJ Cu mu n á En la misión de Cumaná, de los Capuchinos aragoneses, es– turn por algún tiempo el mencionado P. José de Nájera, el cual compuso la gramática y vocabulario, o, más exactamen– te, redujo a forma-como él dice-el lenguaje de los indios clrnimas o coras (24). El 27 de septiembre de 1691 el P. Felipe de Madrid, predi– cndo1·, recibía la obediencia para incorporarse a la misión de C umarní (25). Simpática Hgura de misionero fué el P. Marcelino de San Vicente, apóstol de las pampas americanas por espacio de se– senta afios. Ni temió los peligros, ni retrocedió nunca ante los tnlbajos o la muerte. Cargado de años, sin más apoyo de su (22:• Gl'. ,Jn.-<Jl llE .'íA.rnnA, Espejo mistico, introd.; BALTASA!l DE LODA– HES, ob. cit., p. 144. El P. José dice de sí. mismo que regresó a Espafia, dcspu0s de ocho afias üt· trabajos, a causa ele su malsana salucl. El P. Bal– la~ar, cilanclo el testimonio del P. Pablo de Orilluela, que dice haberlo confesadn ,rntPs tk morir, allrma que murió en Araure el afio 1G84 y a los spspnta y tres dr edacl. Sospeclmmos que debe haliPr alguna confusi(m de norn!Jre;:. utros clicen que evangelizó los indios Cospes (liuanare) y fundó el pueblo de San .losé PI afio 1653, y su nomlJre recorre varias veces en la historia de los orígenes de la aparición d,e .'.\!.,·,i. Sefiorn Lle Coromoto; pero, ciPrlarnente, en üiclio afio toclavia no se !labia tmslaclado a América, ni siquiera a la mi;;iún ele Arela. Cf. NECTAIUO MARÍA, La maravillosa historia de 1'.-tra. Se1íora ele C01·omoto de Guanarc, p. 56 sig., Barq,lisirneto, 1924; BHTASA!l DE LUDAI\ES, olí. cit., p. 60-68. (2::l) Cf. Anmnosi'o DE VALENCIXA, oli. cit., t. V, p. 269-270 (24) Jo:-f: DE .NkrnitA, Espejo mislico, introd. (25) Cf. Viri.dario auténtico, p. 33. Estamos seguros de no l1aber re– cordado todos los mi~io11e1·os casl0llanos que trabajaron en las misiones· americanas. El P. Torrrcilla (cf. Apologenu, p. 274, n. 8r>2), escri– bía en 1673: "otros muchos hay de present,:• ele dicha prtll-incia en las misiones de Cu:naná y Caracas". Y dice asimismo que aquel afio salieron euatro castellanos parn reforzar las misiones ele Africa ·y América.

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