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110 LA \IIJA DE LA Pllü\'!I\C!A ,lúl8-1i'l1(i en vida y en muerte el fruto de 11lis es ludio:,; por mejores y más excelentes insLrmuenlos de la p1·c•dicaciún evang(·lica; que si unos tienen la tarea y ocupación del escrivir o aplicación a compone1· los libros, olros la tienen de dezir y predicar, con que se logra lo escrito y trabajado". ··La quarta razón que m1~ ha movido a lomar este trabajo c·s vet· los libros predicables que andau en nuestro español, tan fallos de .doctrina moral, cosa qiw ha lastimado mucho a lo:,; que con zelo y espíritu sifmlen del ministerio dPI púlpito y dP su fin. Porque, ¿a quién no la:,;lima ver quánto se ha puesto la proa en amontonar prue– bas y discursos especulativos, dando una pal'te muy pequefüi n la ecmsequ<!ncia moral, que es el fin a quP se eleven ordenat· para s11 huen logro y provecho? El fin, como enseña la buuna filosofíu, <>s más principal que los medim;. Los discursos y pruebas son medios que han de servil' a la mo1·alidnd persua– siva y repl'(~hensivu. Pues, ¿en qu(• juicio calw ¡:;ns!ar la mn– yor y principal parte del papel en lo escrito y del li<>mpo en lo predicado en discursos y dexar· una muy pequeña par,1 al– gunas ,•011sPquencias morales, dcxándosPlas como eaPr, sin apretar· la clavija de la ponderación?" El 11utm· conflcsa ha– lwrse extendido mucho en la parte moral del discurso en ~Ttl– cia de quiPnes cllrecrn de inventiva. Y, en pfecto, descubre con sagacidnd Ins llngas de la sociedad, redarguye <'On yakmtín los vicios y sugiePe los !'emcdios pnra la enmiPnda. Cndn uwi dP los sermonrs consta ele dos parf.Ps: una doct.rinnL qu¡• li1)1w por fundnnwnto principal la Sagrada E::;c1·itnm, y la otra tien. Para lo primero toma corno lmse prineipal los libro!3 hist<lrieos <'omo más a prop<Ísito pnrn las apli<'nriones prár– t.icas, e insiste en In convPnie1wia de ''alegnrlos 011 el púlpito Pn srntido lilernl y según In innwdiata. primueia y principal nwnl<i y intrmto del Espíritu Santo, para que la palabra dr Dios tengn maym· eílcncin y fuerza en argu1r y convencer los i'ntendirniPntos. mnyer ,v at1•apr los corazones, reprehender ln:– YH•Jo:- y nfenr lns rPlaxa<'iones". El lihrn rs nnn minn riqll ísiürn para los 1wedicndnrt>s. Y piritualcs, que padece el mundo Pn sus repúblicas y rslado~, y su~ tlios. Sentimientos evangélicos sobre las ;;cñalrs y pronósticos quP preceder el juycio de Dios y de su rigurosa rcsidrncia, l. I, :,Jiídr·id. 16,11.
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