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LA OBSEitVA:'iCL\ Jte!WLAH 81 ln santidad, prodigios y milagros de alguuo:-- de su.-. indivi– duos, han querido hacer demostración púlJlicu, lo hun dido los Capuchinos con el maior esfuerzo, como si en ello re cibieron conocido agravio. Testigos son de t>sla vm·dad los ve– cinos de Segovia. Murió pocos años hu en esta ciudad un gran religioso con u¡üversal fama de santo, y queriendo hacer ::;us vPeinos pú!Jlicas demostraciones en señal de :--11 tierno afecto ,1J siervo de Dios, no sólo lo impidieron lo::; prelados, sino que mandaron con precepto f'ol'rnal de santa olwlliencía se que– mase quanto se avía escrito de su vida, virtudes y milagro:,;, como se executú con unibersal sentimiento de tollos sus apa– sionados. ;Cosa rara y que apenas se hace creíble!" Realmente en Castilla se ha puesto muy poco empeño en eonse1·var y propagm; los hechos gloriosos de sus hijos ilus– tres que clPjaron en pos de sí fama no común de santidad y virtud. Sin embargo basta hojear ligeramPnte las página~ del Necrologio para persuadirse que mmcu faltaron estos mo– delos de vida religiosa: Fray Gil de Guadnlnjnra (t 1620\ co– nocido y celebrado por su austeridad y devoción a la Virgen, muerto en olor <le santidad, cuyo cuel'po drs¡ntés de diez años de la muerlP exhalaba aún un suavísimo perfume; P. Sebas- 1.ián de Santa Fe ( t 1632\ por cuya intercesión obró Dios nl¡.nmos prodigios; P. Eugenio de Yébenes (t 1638), ''retrato de San Francisco y espejo de toda virtud''; Fray 'Tomás d1> 'fudela de Duero ( t 1643), dechado de seráficas virtudes, cuyo cuerpo se conservó entero y fresco por muchos años; P. Cris– tóbal de Morentín (t 1645), favorecido con dones y gracias extraordinarias; P. Luis de Ajofrín (t 164-G\ a quien llama– ban el venrrable por su bondad y por sus virtudes; el venera– ble Antonio de Oviedo, varón verdaderamente apostólico, asae– teado en 1652 por los indios Gorgonas; el P. Serafín de Leún (t H:i57), fervoroso y santo misionero, adornado de divinos cnrisrnas; P. Bernardino de La Moraleja (i· 1676), célebre por su celo apostólico no menos que por ·sus esclarecidas virtu– des, cuyo cadáver, po1· voluntad expresa del Nuncio, fué de– positado en lugar separado; P. Isidoro de Madrid ( t 1683). predicador de renombre y dechado de caridad hacia el pró– jimo, que dejó en pos de sí gran concepto de santidad; Padr~ C.-Los Ct!¡mc//i1,os e11 Castitla.

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