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! 5~ ~IEMOR JA IIISTÓRICA DE LA COFRADÍA ~ nuestro Seráfico Padre San Francisco, entllsiasta 1 de las glorias de la Cóncépción Inmaculada, de la Reina de los cielos. Por la tarde, mucho antes de la hora señalada, . la Capilla estaba completamente llena . La calle estaba materialmente ocupada por los coches, siendo I preciso que muchos de ellos, no hallando lug~,r 1 en la calle, se repartieran por el solar de la an– tigua iglesia ele la Compañía de Jesús, que en fre nte se encuentra. Una banda de músi ca, costeada por _e l de,·oto D. José Martínez, ll enaba los aires con escogidas piezas, desde la altura de una 1 e.le las azoteas ele la Residencia . Después de los Gozos de Nuestra Se11ora e.le Laureles, del maestro Salís, el Rdo. P. Román ele Vera, dirigió al auditorio una se ntida alo– cución, llena de unción evangélica, en la cual, en nombre ele los oyentes, se despedía de la dulcísima Virgen de Laurel es, manifestando cuá n se nsibl e nos era la separación, ese adiós cruel, que en es te mundo, al fin y al cabo, llega á todas las cosas; pero que en e l interior de nues– tro espíritu estaba fresca la ternura, e l amor ele María Santísima á sus devotos, y el ele éstos hacia Ella, animando á los fieles á invocar en tocias las ocasiones á Nuestra .Se1íora de Laur– eles, declarando que son muchísimos los favores que Ella está cont;nuamente dispensado, no sólo en los Pirineos sino también en Filipinas. ~ - . - AJ