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... ~IEJIIOR!A HISTÓRICA DE LA COFRADÜ capilla, apenas alguna que otra se salía antes ele terminar el acostumbrado ej ercicio. Sí; me parecía hallarme entre esas ruidosas romerías que ele cuando en _cuando se dirigen al santuario ele la \ ·irge o '.\Iaría, porque la proporción que ha adquirido en Filipinas la· devoción ele Nuestra Sefiora de L:rnrcles, hace que al No,·enario que en su honor se verifica tocios los afios en la capilla ele los Padres Capuchinos concurran no so• lamente los habitantes ele la ciudad ele ~'Ianila y ele los pueblos limítrofes, sino también de las de– más provincias é islas que constituyen el archi– piélago. Es, pues, muy ele supon e r que nuestros corazones rebosa ban en la más completa satis– facción viendo tan obsequiada á la Virgen Santísima y tan fervorosos á estos hijos que fueron ele Es – pafia, sueio que '.\-1aría pisó con su bendita planta en su Yicla mortal. V es mi pena, y me acongoja grandemente considerando mi insuficiencia, el que tenga yo que rese fiar es tas fiestas y le sea imposible ele todo punto resefia rlas, al distinguido escritor y adalid del ca tolicismo, D . :'.\Tanuel Rávago, como en otras ocasiones solía ll evado ele su devoción ferviente á Ntra. Sra ele Lourcles. ¡Siguiera se pusieran ~ referíroslas los que las presenciaron! ¡Al menos fu era yo tan capaz que pudiese disponer de tan– tas lenguas para rtpartirlas á los pueblos, tes tigos del abandono y soledad en que se encontraban ~ ~