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tlE NUilSTRA SE.foRA DÉ LOUtmES 27 ~- -~ tarde de los siete primeros días, y de sol á sol · 1 en el triduo final. Notables por más de un concepto fueron los sermones que durante el Novenario predica– ron los Padres Capuchinos de la Residencia de Manila, auxiliados, en su apostólica tarea por 1 dos benemé ritos sacerdotes á qui enes la revo – lución, momentáneamente triunfante, habí:i obli– gado á aband on ar sus puestos y refugiarse, esperando tiempos mejores, en la hospitalaria capital del Archip 1 élago magallánico. Fué el pri- 1 mero el Rdo. D. José Sabater, párroco de Ta– baco (Obispado de Camarines) y Vicario foráneo 1 de su partido, y el segund'o el Dr. don Juan 1 Pablo Biesa, Provisor y Vicario general de la ! diócesis de Jaro. Ambos sacerdotes, con ama- ¡ bilidad y deferencia exquisita, aceptaron, á la pri- 1 mera indicación del Padre Superior, el compromiso de anunciar la palabra divina durante el Nove- i nario á los fieles, en los días que préviamente se , les designó. El Rdo. P. Policarpo de Bañeras, de la Re– sidencia de Manila, fué el encargado de inaugu– rar la serie de sermones. Aunque joven, el P. Policarpo está hecho de la madera .de los gran– des oradores. ·Es el aman ece r tranquilo de un ! hermoso día. Preñaqa de halagü eñas esperanzas j para el porvenir, su elocuencia muestra esbozos de aquella cautivadora que inmortalizó á los La- 1 1 !~ ~