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34 LA ORDEN CAPUCHINA En 1648 penetraba en la salvaje reg1011 ele Darién con s iete Padres y dos Legos, tocios españoles, con licencia de trasladarse a Japón o Filipinas s i el éxito no acariciaba su empresa en América. l\1as viendo que la mies era mucha, se creyó necesario pedir más ope rari os evangélicos y nue\·amente vino Fr. Francisco a la Corte de Madrid, desde donde env ió Yarios Padres a Darién y o rganizó o tra expedición que se estableció en la región ele Cumaná . En poco tiempo reduj eron a los indios Pyritus, Cochismas, Chacopa ta s, Pe– lenqueys, l\faycanas. En 1651 emprendió Fr. Francisco nuevo Yiaj~ en busca ele má:; Misioneros, pero murió en el Puerto ele La Guaira con gran fama ele santidad. Con lVIisinnerus del relieve del Venerable P. José ele Caraban– tes, la Misión de Cumaná prosperó por modo prodigioso, exten– diéndose después a todas las regiones ele Venezuela que entonces eran de indios incivilizados. En 1658 se clió principio a la ele los Llanos ele Caracas fundándose 80 pueblos; y veinte años más tarde a la ele Trinidad, Guayana y Orinoco, que alcanzó después un grado ele prosperidad increíble bajo la dirección ele nuestros Padres de Cataluña. Del año 1693 elata la Misión ele los Valles ele Maguayos y Ara– tomos próximos a Mar~caiho. Y ele la mi sma fecha es la ele Santa Marta, Río Hacha y Valleclupa r. Las de la región de Ap ur e y Meta fu eron organizadas po r los Padres ele Andal ucía en 1777, siendo anterior la ele los Capuchinos ele NaYarra en la región ele Perijá, Mérida y La Grita. La actividad ele los Capuchi nos españoles no se circun scribía a Venezuela. A mediados ele! siglo 17 tomaban posesión ele la regi ón d,e Urabá varios Padres ele la Provincia ele Andalucía, mientras el P. Andrés de Concentaina se posesionaba ele la Prdectura ele Ama– zonas. El Brasil no debe menos que Venezuela a los Capuchinos. En 1642 es tableci eron misiones los Padres franceses en la región ele Pernambuco, tomando posesión de O lincla y fundando pueblos a mis de 140 leguas ele aquella ci udad. Y aunque hubieron ele sufrir mu– chí simo por parte de los luteranos holandeses, continuaron su lahor con heroica constancia. Más tarde los Padres italianos llegaron a tener cuatro Prefecturas y cuatro Vice-Prefecturas en el Brasil. En el siglo 19 fueron entregadas a los respectivos Ordi nari os, aun-

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