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26 LA ORffEX CAPl' CI-lJXA den Capuchina, no se haya interrumpido esta lista interminable de predicadores del evangelio y ele la verdad, pues aun están en el recuerdo y en la memoria ele los pueblos, !ns sermones predicados en el siglo pasado por el P. Esteban de i\doain, el P. María Antonio de Toulousc, el P. Teobalclo Mathew, y Teodosio Florentini, cu– yos trabajos por el pueblo abandonado rc>cordaremos en el párrafo siguiente. Los Capuchinos y las Obras Sociales La palabra tierna y misericordiosc1 ele J esucristo"Misereor su– per turbam''; resonaba ele continuo en los corazones ele los predic~.– clores y capuchinos; y !leYaclos ele ese amor al pobre, angu;;tiaclos y enternecidos ante las miserias y los desgarradores cuadros de dolor y ele tristeza, que a su paso entre las muchedumbres encontraban, no podían menos que exclamar y repetir con el Divino l\'Iaestro: Misereor super turbam ; y su deseo ele remediar tan deplorables cuanto urgentes desgracia,;, y ele consolar dligiclos corazones y ele enjugar continuas y copiosas lágrimas, los capuchinos fundaron esas admirables instituciones sociales, que sin tanto boato ele la ciencia económica, sin tantas leye,; de reformas sociales, resolvían en Yerclad las agudas cuestiones sociales y regeneraban al obrero, y llevaban la paz al hogar, la afición al trabajo, y la riqueza y el engrandecimiento a la patria. Si la suciedad ci,·il, libre de prejuicios anti-religiosos y enelllig;,i en general de las t'.irdenes religiosas, estudiara la labor benéfica que ellas realizan por la sociedad, encontraría aquí las verdaderas en– se1ianzas para reso]Yer sus cuestiones sociales, que tan pavorosas se presentan en muchas ocasiones. Los capuchinus fueron en el siglo XVII los que abren numeros ,1,; farmacias populares , entre las que sobresale la del convento ele Santiago, dirigida por el célebre farmacéutico P. Angel ele París, tan honrado y distinguido por el Rey de Francia, Luis XIV. E l P. Teobaldo l\'[athew ( 1790-1856). llamado el Regenerador de Irlanda por sus populares instituciones de "La Templanza", en la que sus afiliados se abstenían ele bebidas alcohólicas, eYitanclo