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18 L \ O RDEX CA Pl-Cl-IJXA raciones, con tod o, no han faltado en la Orden Seráfi ca hombres eminentes, que en las ho ra s acerbas en que se cernían en el horizon– te presagi os ele luchas inminentes, eran bus cad os por Papas, Rey es, E mperadores y P r ín cipes, para que ejerciese n y de sempeiiasen ce r ca el e las o tras cortes europea s, las más delicadas gestiones ; y los cap uchinos fulguran a tra\-éS ele los sigl os con esa aureola de inmor– talidad, que la hi s tori a concede a los hombres abnegados y sacrifi– cad os por la patria, cuyo brillo no puede amortiguar la acción de-;– tru ctora del ti empo. P orq ue hoy brill a como bri llaba ayer, la figura exce lsa y atra– yente ele San Lorenzo de Brindis, Grande de España, por las h on– rosas com1s1on es que hubo de desempeñar en nombre del Papa Paulo V cerca de la co rte espaiiola. quien a la vez lo en\·iaba como su embajado r al Congreso y Dietas el e Baviera en 1610. Como consejero íntimo ele Paulo V , recorda rá la historia PI nombre del P. Jerónimo de Castro-Ferrato, y por no se r prolijo. pasemos po r alto el nombre del P. José de París o José de Trem– blay , para quien sol icitó el Rey ele Francia. Lui:=; XIT, la púrpura cardenal icia, como premi o a las delicadas embajadas desempeñadas en diversas Cortes de E u ropa; y lleguemos a saludar al español P . Diego de Quiroga, con se jero de Felipe II y ele Felipe III , y con – fesor ele la Emperatriz María de Austria . de la R eina Mariana es– posa ele Felipe IV y ele su hi ja María T ere sa ; y admiremos por u n in s tante la labor del P. Valeriana Mac;;ni ( m. 1661) elegido ¡yw U rba no VIII Prefecto Apos tólico ele las mi siones de Polonia, Bo– hemia, Hungr ía y Alemania; y encargad o el e desempeñar el ofici o ele Embajacl .:: r con los P ontífice s Paulo· V. Gregario XV. Urbano VIII. Inocencio X; tribu tem o,; un rec uerdo al P. Emerico Sennel ( 111. 1685 ) el e nuien no podía separarse Leopol do. hij o el e Fernanrl n III ele H ungría, y termin emos es tos apuntes, dejando en el silencio a hombres tan emin entes como el diplomático P. Jacinto de Casal, y al P. Inocencia de Caltagirone. Gen. de la Orden. con el recuerdo del P. Marcos de Aviano, el vencedor ele los turcos, el lihertad n r ele Viena, que a su muert e fu é enterrado en el mi smo sarcófagó ele la familia imperial. y mer ec ió qu e el mi smo Emperador esc ribiera su epitafi o, que es el má s glorioso monumento que se ha podid o legar a la posteridad.

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