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l'OS\' ESTO JJE SUE\' A P O ~IPlcYA 169 111inar la lect ura de l acta de la coronac1 un, el Sr. lV[ uñagorri leyú un conceptu uso telegrama de Su Santidad Pío XJ, qui en se aclherí,t entu s ias ta a los fe::;tejos ele la coronación de la imagen y concedía su bencliciún apostólica, la que fué impartida por el Excmo. Señor Nuncio. ''La multitud acogiú el tel egrama del Sumo Pontífice con gran– oes aclamaciones, oyéndose \'i\·as a la Santidad de Pío XI " . ''LA O RACl ON DE J\10NSE5/0R DE AND.R.EA . - Cua n– do J\íun::;. de Anclrea ocupú la tribun a para hacer la alocuciún de circuns tanci ,b, fué ::;al udad a su presencia po r los apl ausos ele] gen– tío. Comen z/¡ su alocución d ici endo que, cuan do el hombre medi– ta, cal la o habla, y cuando se ent us iasma, canta. y él qu ería can– tar en hunur de la criat u ra mú s p ura que v ieron los sigl os. Hablú desp ués sob re la fo rma cómo el catolicismo ed uca en sus gran el es ma nifes ta cio ne s a la multitud en es ta época difícil por la que atra– Yie::;a el mund o. " En magis trale s pinceladas hizo la comparaci ún de las dos I'umpeyas. !a de Italia nacida sobre las ruina s alr ededo r ele una imagen de María y la nu es tra que al amparo de l\.Iaría se levanta en un o de los barrios mús desc ui dados por las a uto ridad es. Por úi– timo. después de ha ber hablad o brev emente so bre la Virgen San– tí sima, in vitó, v isibl ement e conmo \·ido. al señor N u nc io a qu e pro– ced iera a corona r '·a es ta mujer que es v ida, dulz ura y espera nza nue s tra". '·LJ\ 13ENJJICION CUN EL SANTISIM O. -- U na Hz que b image n fu é intern ada en el templ o, los prelados \·oh ·iero n al es – trad o, desde donde el Ilmo. Sr. Obi spo de La L'lata, l\'[ons . F ran– cisco 1\lber ti, imparti ó la bendición con el Santísimo, con la qu e c! ierun fin a los grandiosos actos de la coro naci ón de la V irgen San– tísima de Pompeya. "U\ AS ISTENCIA DEL PUBLICO. - Es de todo punto im– posible precisar aun aproximadamente el número ele los fieles qu e 2,:: istieron al acto. ''Desde las 12 comenzaron . a ll egar los primeros tranvías de los que descendían presurosos los r omero s a fin de conseguir ubi– cación acomodad a . "En tocias las bocacalles del r eco rrid o ele las dos líneas del /\nglo A rgentino que cond uc en al templ o de N u eYa P ompeya, se