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156 FUNDACIOl\ES EN AHCENTJ NA Y CHJLE devota peregrinac1on el segundo domingo ele octubre el Apostolado ele la Oración y la Congregación ele la Duena Muerte del Salvador }' ele Regina Martyrum, ele los PP. Jesuítas. En otros domingos el~ los meses de mayo y octubre concurrieron las Congregaciones de los PP. Franciscanos, de los PP. Domínicos, ele los PP. Carmelitas; el "Coro ele los A ngeles" ele la Parroquia de Guadalupe, las Parro– quias ele San Carlos, Olivos, Victoria, San Fernando, San Isidro y otras muchas que sentimos no -recordar. La peregrinación ele la Boca se verifica aún hoy, invariablemente el día 12 de oct ubre. Los de la Parroquia ele San Carlos Yinieron siempre a pie desde su igle– .sia y con s u banda de música. Del mismo v ehículo se sin·ieron tam- 1, ién los miembros ele la '·Soc ied ad de peregrinos a pie'', atravesando las calles ele! trayecto sin ningún r espeto humano, rezando el rosari o Y en tonando fern>rus os cán ticos a la Virgen. E l punto ele reunión ele los peregrinos era el "Parque Patricio;;", a donde se salía del templo a recibirl os con el estandarte ele la Vir– gen. organizándose la procesión. que seguía por las calles rezand o y c;intando el rosa ri o con todo fe rYor y sin respeto humano. A los peregrinos se les facilitaba el desayuno. mediante la mó – clica r etribución ele 0 .20 centaYos. en los ;:;alones ele la Conservación ele la Fe y después en el local que se había habilitado para la cocina gratuita . No es posible om1t1r, tratándose ele e;c;tas peregrinaciones, el n ombre del Rdo. P. Agustín ele Cáseda, que fué Párroco por espacio ele 18 a!Íos. La organización y esplendor que adquirieron las peregri– naciones a Pompeya fueron cleb;das en grandísima parte a la lalJor ;:,sidua, sacrificada, constante y extraordinariamente difícil y ardua tn ocas iones de tan ferYoroso y celoso misionero. Las inundaciones Aun se conserva vivo el recuerdo del pamco que en el barrio de Nueva Pompeya producían las inundaciones del famoso Riachue– lo, que corre corno a unos cuatrocientos metros ele distancia de la Iglesia. Su caudal en verano tan exiguo se cambiaba radicalmente
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