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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS Ante esta actitud, parece que el viejo Serrano se retiró de la escena, amilanado por la tormenta que se cernía sobre su cabeza. La Casa Inchausti se apresuró a mandar el si– guiente telegrama: "Imposible arreglo en ese asunto Serra– no.. . éste y herederos no conformes con ceder ningún terre– no, sólo la ermita" 9 • Y con esto recibió el proyecto de Sorsogón el golpe de gracia, viniendo a ser una triste realidad lo que un día fue un sueño cargado de optimismo. Dice a este propósito el cronista de la Misión 10 : "Serrano mostró toda su malicia e hipocresía, asegurando que no quería ceder nada de terreno; y viendo tanto desengaño, se abandonó el proyecto por completo". Esos herederos de que habla el telegrama, que decisiva– mente intervinieron en esta cuestión, parecen ser las queri– das de Serrano y los hijos de ellas que eran legión. El P. Sabater íntimo amigo del P. Morentin y amigo también de Serrano escribió: "Hablé con Serrano, y natural– mente hablamos de todo lo acaecido a Vds. Comprendí que estaba algo avergonzado de ello y me afirmé más en mi pensar, de que sus amigas habían sido la causa de que falta– ra a su promesa". Coinciden con esto los apuntes del P. Román de Vera, cuando dice : "Después supimos que sus queridas con sus hijos se oponían a dejar su nido. Mientras tanto los misione– ros, dice el cronista, recorrieron los pueblos de Bacón, Gu– bat y Casiguran hasta el miércoles 27 que era el día de la 9. Según decía el Sr. Elizalde. estaba conforme el Sr. Serrano en que fueran dos Padres, pero no una misión... y ... después que a nosotros nos prometía todo lo que queríamos, iba arrepentido a la oficina de In– chausti diciendo que le ayudaran, etc. Carta del P. Juan al P. Morentin, 18 de abril de 1904. 10. Cronic. l. e- 99

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