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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS Isidro Rojas 6 . Nos hospedamos en el Convento, y a las 12 del mismo día, el P. Juan y Fr. Modesto embarcaron en el "Reginita" en busca del P. Barlín, que venía de Nueva-Cá– ceres. Hicimos escala en Donsol, dosde estuvimos día y me– dio hospedados en la casita de nipa del P. Justo, franciscano; visitamos los "Castillas" conocidos. El Domingo, a primera hora, salimos en dirección a Pasacao, donde dormimos., y el lunes, de paso, llegamos a Pamplona, donde nos junta– mos con el P. Barlín y con él todos embarcamos el lunes II, a las 7 de la tarde. "A las 7 de la mañana ya estábamos en Sorsogón donde tuvo el P. Barlín un buen recibimiento. "Mientras tanto se empezó a tratar con D. Emeterio Se– rrano sobre el contrato y cesión de sus casas y terrenos, mas no creyendo conveniente bendecir la Capilla, por estar toao hipotecado a la Casa Inchausti, para conseguir librarla de la hipoteca, el P. Juan se embarcó en el "Sorsogón" el día 15 a fin de tratar con los jefes de la Casa de Manila. Helado debió quedar el P. Alfonso al ver deshacerse en un momento, como la sal en el agua, todas sus bellas ilu– s10nes. Algo de esto parece traslucirse en la carta, que, aprisa y corriendo, escribió a lápiz y dirigida al Sr. Valentín Teus, jefe de la Casa Inchausti en Manila, siendo portador de ella el P. Ansoain. Dice así: "Aquí nos tiene Vd. a mí y mis religiosos que venimos a esta población con objeto de abrir al culto una Capilla, que ha edificado el Sr. Emeterio Serrano. 6. El Sr. Serrano se apresuró a mandar inmediatamente un atento mensaje en el que decía: "Celebro muy de veras su feliz arribo; mi hijo irá por vehículos a fin de que V. R. pueda llegar a ésta para te– ner el gusto de abrazarle". Emeterio. Abril, 1904. 97

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