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A GUISA DE PROLOGO Nuestra Misión Capuchina de Filipinas, por desgracia, es una de las menos conocidas de la Orden. Y la culpa de esta ignorancia la tenemos, por lo menos en parte, nosotros los Misioneros de Filipinas. A remediar, en cuanto nos sea posible, este defecto y llenar esta laguna viene esta Reseña Histórica que hoy pre– sentamos al público y, muy en particular, a nuestros her– manos en Religión. Una ocasión inesperada me movió a trabajar en ella. Fue el año 1936, al preparar la celebración del Congreso Euca– rístico Internacional de Manila. Fue así. Varios periodistas se presentaron en nuestra Casa Central de Intramuros pidien– do información sobre los Capuchinos de Filipinas, pues, se– gún decían, no encontraban nada escrito sobre nuestra Mi– sión. Y el P. Superior se vió en la imposibilidad de satisfacer sus deseos Otras Ordenes y Corporaciones Religiosas, aún las más modernas, tenían su Historia, su Monografía, o, por lo me– nos, prospectos sobre su actuación en Filipinas. Nosotros no podíamos presentar nada, porque nada se había escrito. Fue pues el año 1936 cuando el entonces Superior Regu– lar de nuestra Misión de Filipinas, M. R. P. Félix de Igúz- 9