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CAPITULO VII Incidentes en Carolinas. Después de los sangrientos sucesos de Ponapé, que tan– to revuelo cusaron en la prensa izquierdista de Manila y Madrid, las tribus de Carolinas, salvo algunas excepciones, mantuvieron generalmente un espíritu hóstil al Gobierno Español, aprovechándose de cualquier oportunidad, para caer sobre los puestos militares, matando soldados y robando armas y víveres. Con fecha 2 de julio de 1890 escribía el M. R. P. Saturni– no de Artajona, Superior Regular de Ponapé. "Esta situa– ción es crítica. Si se unen las tribus, es facilísimo que con– quisten el fuerte de Kiti y entonces pudieran darnos en ia Colonia un serio disgusto. Por si necesitamos, envíe buen repuesto de víveres; pues si vivimos cuando venga la ex– pedición, indudablemente los necesitaremos y con mucho apremio. "Sea cauto en propagar esta noticia alarmante, aunque por desgracia verídica" 1 • Algo después tuvieron un disgusto bastante regular con l. Carta al P. Berardo de Cieza. Arch. de Manila, Secc. de Carolinas. 81

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