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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS Estaba también muy candente la cuestión de las hacien– das de los frailes, y algunos querían desposeerlos inmediata– mente con o sin compensación. Este estado de cosas motivó la ida del Gobernador Sr. W. Taft a Roma. Creían muchos que el cuasi omnipotente americano, vol– vería pronto a Manila, trayendo la orden de expulsión de los Religiosos, junto con la venta en pública subasta de sus haciendas, y no pocos se regodeaban anticipadamente con tan sabroso bocado; pero, para bien de la Iglesia, lo primero era opuesto a la Constitución Americana, que establece y protege la libertad de culto; y lo de las haciendas, se arregló amigablemente por medio de un acuerdo entre las Ordenes Religiosas y el Gobierno americano. Por otra parte en los conventos, abarrotados de frailes, había también bastante revuelo y pesimismo, adoptando por fin la mayoría una so– lución, que alarmó a los católicos de Filipinas y había razón para ello. En efecto, pronto empezaron a salir nutridos gru– pos de religiosos rumbo a España o a la América Española. Fue entonces cuando un grupo de señoras católicas se dirigió al Sr. Delegado de S. S. a protestar y pedir su inter– vención inmediata. El Sr. Delegado les dijo que fueran a protestar ante los PP. Provinciales; pero éstos respondieron que no podían obrar de otro modo. Grave crisis religiosa en Filipinas. La Religión Católica en Filipinas atravesaba una grave crisis, pues la inmensa mayoría de las parroquias quedaban completamente abandonadas. Fue establecido en 23 de diciembre de 1900, y los federales más destaca– dos eran el Dr. T. H. Pardo de Tavera, Cayetano Arellano, Felipe Buen– camino, Pedro Paterno y Florentino Torres, etc. Cfr. Philippine History 73

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