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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS Procedióse después a la compra de los terrenos adjuntos, para levantar la casa-convento. Por su parte otro señor D. Felipe Guzmán, hizo entrega de una parcela de terreno. Los demás terrenos o lotes per– tenecían a distintas personas y se encontraron con no pocas dificultades para adquirirlas en propiedad ; pues ocurría que, a veces, en una misma familia, unos querían vender su terreno y otros no ; los dueños de otras parcelas vivían en provincias, etc., etc. Entre tanto el Sr. Revita Santos había levantado los pla– nos para una iglesia con su casa-convento capaz para seis religiosos. Pasó algún tiempo sin poderse llegar a un acuerdo de– finitivo y entonces vino un nuevo contratiempo. En efecto, el municipio de Manila había determinado establecer en aquel mismo sitio el matadero de la ciudad. Los Capuchinos se vieron obligados a vender al municipio lo que habían comprado, por la cantidad de cuatro mil cuatrocientos no– venta y tres pesos en junio de 1892. Y con ésto terminó el proyecto de funaación. Por otra parte D. Matías Cajilli, residente de Singalong, estaba empeñado en que fueran a establecerse en aquel apar– tado arrabal, pero se rechazó su oferta, por ser difíciles las comumcac1ones. El P. Alfonso M.ª de Morentin, Superior de Manila. Con fecha de 9 de febrero de 1896, fue nombrado Superior de la Casa-Procura de Manila el P. Alonso M.ª ele Moren– tín, el cual, siendo aún muy joven y sin experiencia, y vien– do delante de sí muchas y graves dificultades, escribió al Rvdmo. P. General, suplicando insistentemente le relevara del superiorato de Manila. 41
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