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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS Volvieron de nuevo a Intramuros, instalándose en la primera casa que encontraron libre, y que estaba situada en la calle Solana n.º 28, frente a la Iglesia de San Fran– cisco, propiedad de D.ª Rosario Escobar. En circunstancias tan apuradas, se comprometieron a pagar la increíble cantidad de P. 120 mensuales. Ahora bien, como la asignación del Gobierno era de P. 50.000, soiamente, después de exponer los misioneros su apurada situación, tuvo aquel la bondad de aumentar el presupuesto hasta alcanzar dicha cantidad. Instalación definitiva en la calle Palacio, hoy, General Luna. Diciembre r, 1890. Urgía la necesidad de tornar defini– tivamente una casa, a poder ser, en Intramuros, a fin de tener más a mano las oficinas del Gobierno y también para mayor seguridad 6 • Creyeron resolver esto, instalándose en la casa n.º 37 de la calle Palacio, a donde se trasladaron el día primero de diciembre de 1890, después de firmar un contrato de al– quiler por tiempo indefinido entre el P. Moisés Santos, Pro– curador de los Padres Agustinos y el Superior de la Casa– Procura, P. Berardo de Cieza por la razonable cantidad de P. 80,00 mensuales, cantidad que, bastantes meses, se dejó de cobrar, habida cuenta de la pobreza seráfica en que vi– vían los religiosos. 6. Viviendo en San Rafael habían pasado sus malos rato8; en una ocasión intentaron robarles el modesto equipo del oratorio, impidiendo tal atropello, la oportuna salida del Hno. Sacristán. Aquel mismo día recibieron un anónimo firmado por varias personas amenazándoles con un asalto en regla dentro de breve tiempo. Cfr. Diario del P. A. de Valencia, pág. 41. 37
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