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BIENVENIDO DE ARBEIZA de lo desconocido que era aquel sitio para los devotos de la Virgen de Lourdes. Debido a la quema de Manila, la población estaba com– pletamente revuelta, por lo cual era imposible localizar a las antiguas celadoras. Durante la novena fueron apareciendo, registrando su residencia y trayendo muchas de ellas buenas limosnas para la Virgen 4 • El día II tuvimos, como de costumbre, la tradicional Misa del mediodía con un gran golpe de gente venida de toaos los distritos de Manila. No habíamos teniao procesión de Lourdes desde el año rgro, y este año, como acción de gracias, determinamos or– ganizar una solemne manifestación en honor de la Virgen. Se preparó una hermosa carroza, usando un camión del ejército americano ; se repartieron cientos de banderas bian– co-azules y, a los acordes de una nutrida banda de música, entre los rezos de unos grupos y los cantos de los niños de la escuela y jóvenes de Lourdes, vestidas de blanco y azul recorrimos las calles de la parroquia, dejando en todos un recuerdo indeleble. Por la noche tuvimos una velada al aire libre, represen– tando en "Tableaux vivants" las Apariciones de Lourdes. 4. Quiero hacer notar que muchas de las celadoras y devotas de Lourdes habían perdido todo en la guerra, sus casas, su ajuar y hasta algunos miembros de su familia. Ellas vivían de caridad, recogidas por algunos parientes o conocidos, sin dinero, sin ropa y, a pesar de eso, hicieron el sacrificio de ir de puerta en puerta pidiendo dinero para la Virgen de Lourdes. Una de esas ceiadoras fue la anciana Martina Azu– cena de ochenta años de edad, débil y gastada por las circunstancias de la guerra. Aun así, arrastrándose, llegó a nuestra iglesia con su corres– pondiente limosna. Para más información sobre la nueva iglesia y no– vena, véase el Bol. Of., pp. 60 y sigs., 1951. 360
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