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BIENVENIDO DE ARBEIZA Un mitin y varias denuncias. Hacia fines de diciembre del año 1944, cuando los ame– ricanos habían ya desembarcado en Leyte y Mindoro, vi– nieron a San Miguel los oficiales del cuerpo de propaganda anunciando una "interesante" película de cine. La gente, es– pecialmente los hombres, tenían bastante reparo en asistir, pues temían ser atrapados como había sucedido en otras partes; los japoneses pidieron o, mejor dicho, exigieron que fueran todos al cine. Algo antes del mediodía vino al con– vento un japonés del cuerpo de propaganda, llamado Miguel J\fachimatzu. Era seminarista católico, hablaba bien el es– pañol y me pidió que echara un discurso durante la sesión de cine pidiendo la cooperación de todos. Me excusé cuanto pude; le dije que no sabía bien pampango; que había un filipino en la población que hablaba muy bien, verdadero orador popular. El insistió y me dijo que volvería por la tarde. Escribí un discurso casi enteramente religioso, es decir, un pequeño sermón. Volvió, en efecto, hacia las dos de la tarde y con gran satisfacción mía, me dijo que "el filipino" se había comprometido a hablar. Di un respiro de satisfacción. Por la noche asistimos al cine y al discurso. El asunto de la película era el complot de un misionero en unión de las guerrillas y los comunistas chinos contra los japoneses; esto que me pasó a mí, pasó a muchos párrocos en Filipinas 1 • l. Probablemente este seminarista se dio cuenta de mi compromiso y de las posibles consecuencias y por eso cambió de parecer. Después de eso siguió en el convento un gran rato hablando de dis– tintas cosas. Me hizo muchas preguntas sobre la vida privada y activida– des de un señor alemán empleado en la tabacalera y a la sazón consejerél técnico de los japoneses en San Miguel... Poco dc:spués me comunicó 344
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