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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS del mismo mes de junio 8 , llevando así a feliz término su larga cuanto accidentada odisea, empezando inmediatamen– te la evangelización de las Islas a ellos encomendadas 9 • 8. El 29 de Junio, fiesta de San Pedro y San Pablo, llegaron nuestros Misioneros a Yap, según lo hemos visto en varias Crónicas y cartas. Esa misma fecha puso también el Rvdmo. P. Llevaneras en sus apuntes his– tóricos sobre las Carolinas, publicados en A. O. M. Cap., vol. II, pág. 337. Sin embargo queremos hacer notar que en el Diario del P. Antonio de Valencia con abundantes observaciones y detalles, aparece el 24 de Ju– nio como día de llegada a la Isla de Yap, contándose el P. Antonio entre los seis Misioneros, haciendo además notar que aquel año se celebraba en dicho día la solemnidad del Corpus Christi. Nos extrañaría que ésta fuera realmente la fecha de la llegada a Carolinas de los Misioneros Ca– puchinos. 9. La labor misionera que tenían delante los PP. Capuchinos era por demás complicada y difícil, pues no hay que perder de vista que ellos eran efectivamente los primeros evangelizadores de Carolinas. Es decir, que, al llegar allí, no había iglesias, ni escuelas, ni costumbres o tradi– ciones cristianas, y por contera, tenían que aprender antes varios dia– lectos, sin que para ello tuvkran a mano ni gramática ni diccionario. Los que hemos estudiado los c!ialectos de Filipinas, saliendo más o me– nos airosos, a pesar de tener buenas gramáticas y magníficos dicciona– rios, podemos formarnos una idea bastante aproximada del mérito excep– cional de su obra, muchas veces criticada y casi nunca comprendida. Alg'.l antes de llegar los PP. Capuchinos a Carolinas, hubo algunas tentativas de evangelizar aquellas apartadas regiones. Así, por e.iempl0, el 28 de Diciembre de 1696 arribaron a la Isla de Samar treinta indíge– nas carolinos, y su presencia despertó en los PP. Jesuitas Serrano y Clain la idea de evangelizar dichas Islas. Sus gestiones dieron oor resul– tado 1a Real Cédula de 19 de Oct. de 1705 autorizando el embarque de misioneros. En 1708 salió un velero con los religiosos PP. José de Bobadilla, An– tonio Arfas y un Hermano, pero se volvió sin dar con las Islas Carolinas. En 1710 partió otra expedición, saliendo de Cavite una balandra y un patache; la balandra se perdió, dejando en Fiiipinas a los PP. Andr,is Serrano y Bobadilla. El patache llegó a Carolinas con los PP. Duberon y Cortil junto con el Hermano Esteban; pero dichos Padres .fueron poco después alanceados por los indígenas. En 1730 se organizó otra expedi– ción con los PP. Water y Cantova; llegaron en efecto, a las Carolinas, pero habiendo ido poco después el P. Water a Guám en busca de pro- 29

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