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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS sobre la cuestión de las escuelas privadas, determinó la Asamblea celebrar una reunión de todos los directores de colegios y escuelas en la Cámara Baja, dándoles oportuni– dad para exponer sus puntos de vista. En efecto, así se hizo, y con este motivo hablaron en la Cámara Baja el Rector del Ateneo de Manila (PP. Jesuítas americanos), Dña. Rosa Sevilla del Alvaro, Directora del Instituto de Mujeres y otros muchos directores de universi– dades, colegios y escuelas, entre los cuales se contaba el P. Cesáreo. Haciendo uso de la palabra, acusó de antidemo– crática la supervisión de las escuelas privadas, ejercida por el Comisionado de Educación Privada, Señor Buckisch; primero por no estar basada en regulaciones fijas, y segun– do por ser unipersonal, dejando así ancho margen para el despotismo y las parcialidades. Luego expuso la anomalía de la escuela de la Ermita, la cual habiendo sido reconocida por el Gobierno en peores condiciones, era al presente ame– nazada con cierre inmediato, dando como únicas razones que una maestra había impuesto algunos castigos, que las piza– rras no tenían las medidas exigidas por el Gobierno y por últ1mo que en la biblioteca escolar faltaban algunos libros exigidos por el Reglamento de escuelas 8 • Por fin con fecha 20 de septiembre acordó la Cámara nombrar una comisión de investigación, mientras el Diputa– ao Señor Soliven preparaba cuidadosamente un bill para establecer normas claras y precisas, limitando al mismo tiempo las atribuciones del Comisionado y pidiendo sobre todo que en vez de una persona se nombrara una Junta directiva. En efecto, este bill alcanzó la aprobación de los diputados -con fecha de 5 de noviembre 1928, terminando así felizmente 8. Cfr. El Periódico "La Vanguardia", 18 de sept. 1928. 285
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