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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS Ese mismo año decía en carta dirigida al M. R. P. Pro– vincial de Navarra 1 º. n A Lingayén le sobran parroquias, pero le faltan sacer– dotes muchos y santos. "De la misión Capuchina que trabaja en cuatro parro– quias, no puedo decir nada más, sino que estoy satisfechí– simo de la labor de los Padres. 1 'Si me pudieran proporcionar más misioneros, más pa– rroquias podríamos encargarles. "Poca cosa se puede hacer con estos pocos (pero buenos Padres), pero yo estoy contento de ellos, si V. R. no puede proporcionarme más ... Yo pido rogando y suplicando in charitate Dei... Todo lo dejo en manos de V. R., porque no me olvido de mi defecto de pedigüeño, ni de mi carácter de pordiosero. La Virgen bondadosa será la que ha de mo– ver los corazones de los que me pueden ayudar a hacer el bien. nEl P. Cesáreo es como el San Pedro de esta misión por su arrojo y calor en arrostrar las dificultades; es el que in– siste en pedir más Padres y es a quien tengo que poner fre– no en sus irrefrenables deseos. Pero sus deseos son santos y de carácter apostólico y fundados en la palpable necesidad que se siente de más cooperadores y operarios de la viña. "El P. Fernando es el San Juan del grupo; dulce, ama– ble y muy querido de sus hermanos y del pueblo. El es quien creyó conveniente dar a la publicidad una nota oficial que apareció en el periódico la "Vanguardia", diciendo claramente y sin rebozo que su deseo era... "hacer desaparecer el tipo de sacerdote ignaro e inmoral y fomentar la emulación entre las parroquias y obras parroquiales, procu– rando que sus curas y seminaristas vieran diversas clases y formas de administración y actividades apostólico-parroquiales". Confr. la "Van– guardia", agosto 23, 1931. 10. Carta al P. Provincial fechada el 28 de febrero de 1933 y entre– gada en propias manos al P. Félix de Igúzquiza, que salía entonces para España. 277
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