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BIENVENIDO DE ARBEIZA de Erasun a Manila y yendo el P. Benjamín de coadjutor a San Miguel, Tarlac. En 196r se cambiaron estas parro– quias por otras, de lengua Tagala en la diócesis de Lucena, que también se abandonaron al poco tiempo, después de la visita del M. Rvdo. P. Fidel de Pamplona. El P. Cesáreo de Legaria (Silueta espiritual). Este ilustre misionero de Pangasinán, a quien la gente recuerda con cariño mezclado de veneración, poseía un es– píritu gigante encerrado en un cuerpo endeble y ruinoso. (Spiritus quidem promptus, caro autem infirma). Empren– dedor e innovador por naturaleza, no le asustaba el trabajo, ni ~1 sacrificio, pero le gustaba el cambio, la novedad, el ap?,rato, ceremonias al aire libre, concursos de gentes, pere– grinaciones, veladas. El P. Cesáreo hubiera deseado poseer un aeroplano gigante para con él llegar a diversos lugares y, hablando todas las lenguas del mundo, predicar con un potente altavoz a toda la humanidad, recorriendo en una semana las cinco partes del mundo. Por eso en sus cartas habla de ir a América, de misionar en China, en Filipinas, en Rusia, etc., etc. En diciembre de 193r escribía al P. Superior " ... creo que si no me dan compañero, pronto tendré necesariamente que renunciar a la parroquia. Me dicen que me busco dema– siado trabajo y a mí me parece que el trabajo me busca a mí y no tengo voluntad para negarme". A pesar de sus actividades parroquiales, que eran múlti– ples, escribió una hermosa colección de cantos religiosos en pangasinán, traducidos del latín, vasco, español, etc., etc. Dio también a la estampa un Catecismo que, desde su pu– blicación, se ha reimpreso varias veces, repartiéndose a mi– llares por toda la provincia. 274
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