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BIENVENIDO DE ARBEIZA cas de todo el Archipiélago. La torre, también de grandes proporciones, no pudo terminarse a causa de la revolución. Salasa fue durante muchos años municipio, estando la casa municipal o presidencia muy cerca de la iglesia. Bu– gallón, a pesar de su nutrida población, era en lo espiritual, agregado, y en lo civil, barrio de Salasa. Poco a poco fue creciendo la envidia y animosidad en– tre estos dos núcleos de población y los de Bugallón consi– guieron por fin establecer en su barrio la presidencia y la parroquia. ¿Cómo? La razón (que para los de Salasa fue excusa exagerada) fue el que el caudaloso río Aguo cambió un poco su curso, "amenazando", según ellos, el edificio de la presidencia y la iglesia parroquial que estaban a su vera. Consiguieron fácilmente trasladar la presidencia, pero no fue tan fácil el traslado de la parroquia. Con todo, según cuentan los de Salasa, consiguieron finalmente esto último por medio de un escrito dirigido al Sr. Obispo de Vigan, de quien dependh entonces Salasa, exagerando grandemente el peligro del río y protegidos al mismo tiempo por el en– tonces Vicario Foráneo y algunos políticos. Una vez obtenido el deseado permiso, empezaron a desmontar la iglesia de Salasa. Muy pronto desapareció la antes artística iglesia que tanto ainero y suaores había costado, construyendo en Bu– gallón un edificio feísimo y endeble, que no era iglesia sino de nombre. El que esto escribe pudo ver aún el año 1932 esta iglesia de Bugallón sin líneas ni proporciones, con ma– deros mal ajustados y planchas de hierro retorcidas y agu– jereadas. Total, que la iglesia de Salasa quedó comple– tamente deshecha, y la de Bugallón era iglesia de sólo nombre. Como fácilmente comprenderá el lector, los habi– tantes de Salasa quedaron muy disgustados; resueltos a no acercarse para nada a la iglesia de Bugallón, arreglaron, por su cuenta, en los bajos del convento una especie de ca- 262

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