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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS que llenándose de agua desaparece lentamente. El vapor muda de dirección para que la hélice no maltrate en nada a los sagrados restos. Otro percance en alta mar... "Día 26 de abril. Habíamos navegado toda la noche des– de Colombo. Eran las se:s de la mañana y el R. P. Agustín de Aríñez estaba celebrando la Santa Misa, asistiendo a ella otros religiosos y seglares... en ésto, de repente se oye un ruido y una trepidación tan fuerte en todo el barco, que pa– recía haberse levantado un volcán por debajo de la quilla. En el comedor y camarotes inmediatos a popa, sucede un trastorno tal, que no quedan botellas en pie. Los ánimos se sobresaltan y el pán:co se apodera de todos. Las señoras y niños, sin tiempo para componerse, corren de un lado para otro; a unos les coge ciormidos y otros creen que ha llegado para ellos el fin del mundo; otros se apresuran a coger un salvavidas, mas ninguna desgracia (personal) sucedió y a los pocos momentos todo había cesado y el vapor estaba tranquilamente parado ... era el eje o tronco que mueve la hélice, que se había roto. "No fue posible continuar el viaje, quedándose en alta mar esperando algún vapor, que nos remolcara a t:erra. "Durante todo el día estaban puestas las banderas, que pedían auxilio, sustituyéndolas por tres luces rojas, al de– dinar de la tarde. "A las seis de ésta el centinela que estaba en el palo, avisó que había vapor a la vista ... entonces se dispararon seis cohetes y dos cañonazos con algunos intervalos. El va– por se había apercibido de las señales... disparando el úl– timo cohete nos contestaron con una luz, a la que contes- 25

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