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LOS CAPUCHINOS EN FILIPINAS patías y que son el P. Blas de Guernica y el hermano Fr. Justo de Eraul. "A todos ellos, como también a los nuevos misioneros, Roque de Azcoitia y Fr. Valentín de Azcoitia, que con ellos han llegado, nuestra más calurosa y cordial bienvenida" 3 • El buen recibimiento que se hizo a los nuevos misione– ros, y la paz y armonía que hubo en la misión, mientras se hacía la sustitución de personal, dejó en todos muy gra– to recuerdo, mereciendo mención especial el virtuoso P. Saló, superior saliente. De él escribió el P. Ricardo de Torres: "Es preciso con– signar que los "PP. Catalanes han observado una conducta inmejorable en sus relaciones con los PP. de nuestra Provin– cia de Navarra, reinando entre todos la caridad, el afecto y la mutua inteligencia. gracias a la buena voluntad de to– dos. De una manera especiar se ha distinguido ... el Rvdo. P. Pedro de Saló... quien se ha portado siempre con muchí– sima nobleza y desinterés y con caballerosidad que debe siempre agradecer nuestra Provincia" 4 • Unos vienen y otros van. Los misioneros de Navarra fueron llenando poco a poco los diferentes puntos de la Misión, mientras los PP. Catala– nes se dirigían, según la ooortunidad de los barcos, unos a 3. Recuérdese que el P. Ricardo había estado antes en Filipinas, 1904 a 1910. El P. Blas había regentado la parroquia de Bigaá durante varios años, en medio de las dificultades de la postguerra, la terr1b1e epidemia del cólera, etc. Fr. Justo había venido con el P. Berardo de Cieza en 1886. Embarcaron el P. Torres y comt>añeros en el puerto de Barcelona el 7 de enero en el vapor "C. de Eizaguirre", llegando a Ma– nila el día 9 de febrero de 1914. El mismo día de la llegada tomó posesión de su cargo de Superior el M. R. P. Ricardo de Torres. 4. Crónica de la Mis. Año de 1915, pág. 4. 227

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